Y tú, ¿le hablas a tus plantas y flores?

Cumpleañera oliendo rosas lilas.

Ya decía mi abuela que para que las plantas y flores crecieran grandes y lindas, había que hablarles. Cuidar del suelo era importante, así como encontrar el balance perfecto entre sombra y sol, darles agua tanto como lo necesitaran y cuidarlas de las pestes y hongos. Pero lo que realmente hacía la diferencia para mi abuela era hablarles suavemente a las plantas. Y ella no es la única que estaba convencida del método, hablarle a las plantas para que crezcan forma parte de la sabiduría popular desde siempre. Pero, ¿hay verdad en este mito?

Existen varias hipótesis para explicar por qué las plantas parecen crecer más y mejor cuando el jardinero les habla regularmente, pero la ciencia todavía no encontró una explicación definitiva. Si el cuidador les dedica palabras agradables, las plantas crecerán saludables, mientras que palabras agresivas dificultarán el crecimiento.

Por otra parte, existen teorías que insisten en que las plantas responden a las vibraciones de la voz. Ésto está relacionado a algunos estudios científicos que insinúan que las plantas reaccionan a distintos tipos de música. Según un estudio en particular, por ejemplo, la música clásica es el estilo ideal para que las plantas crezcan fuertes, mostrando mejores resultados que la música de rock o cualquier otro estilo estruendoso. Siguiendo esta teoría, los distintos tipos de vibraciones de la voz humana pueden estimular a las plantas para mejorar su crecimiento, aunque esto podría depender del tono de la conversación. Sin embargo, por ahora esto es especulación y diferentes anécdotas de jardineros, ya que todavía no hay estudios concluyentes.

Una tercera teoría es un poco más mundana, pero definitivamente tiene sentido. Según este enfoque, no es el habla en sí misma la que ayuda a las plantas, sino simplemente el tiempo que se les dedica al hablar. Cuando una persona dedica parte de su día a conversar y tocar sus plantas, por lo general les presta más atención que una persona que no habla con ellas. Esto significa que los jardineros conversadores suelen detectar enfermedades, hongos y plagas antes que los jardineros más distantes. Además, al dedicar un momento del día a observar las plantas cuidadosamente, es más probable que la persona sea más consciente de las condiciones de crecimiento de las plantas y las mueva a un lugar donde haya más o menos luz, según las necesidades.

Por último, las personas que conversan con sus plantas terminan formando una relación con ellas, lo que las impulsa a tener sus necesidades presentes todo el tiempo y a cuidarlas mejor. Además, contarle tus secretos a tus plantas puede darte la misma sensación de quitarte un peso de encima, pero sin el riesgo de que lo divulguen por ahí. En resumen, hablarle a tus plantas puede ser beneficioso para ellas o no, pero sí puede ser terapéutico para ti.

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